La palabra “Familia” ha sido definida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como el “Elemento natural y fundamental de la sociedad”. Este término tiene su origen en el establecimiento de un acuerdo entre dos o más grupos de descendencia el cual ocurre a través de un enlace matrimonial entre sus miembros. Está constituida por los parientes, aquellas personas que por grado de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas han sido acogidas como miembros de dicha colectividad.

Al ser considerado un grupo mediador entre la sociedad y el individuo la familia se convierte en un reflejo de las circunstancias estructurales que influyen en la población, es la responsable de la reproducción biológica y social de la humanidad, en ella se condensan funciones importantes como el desarrollo y formación de la personalidad y se encarga de la transmisión generacional de valores culturales, éticos, morales y espirituales.

La familia se convierte en la primera red de apoyo que tiene la persona y es reconocida como una instancia protectora ante las tensiones que genera la vida cotidiana. Este apoyo es un importante recurso para la promoción y prevención de la salud.

Es para el individuo fuente de satisfacción, apoyo, bienestar y amor; pero a la vez puede generar estrés, malestar y enfermedad. Las transformaciones en el grupo familiar son generadoras de alteraciones emocionales que influencian de manera determinante la salud.

Otra importante función, que realiza el grupo primario, es la de preparar a sus miembros para enfrentar todos aquellos cambios provenientes tanto del exterior como del interior y que pueden llevara a modificaciones funcionales y estructurales del individuo. Estos cambios o crisis familiares no solo se originan de eventos negativos, traumáticos o desagradables, sino que surgen de cualquier situación que implique modificaciones en un esquema previamente establecido y que los miembros consideran inalterable.

Existen familias que adoptan estilos de afrontamiento ante las dificultades en los que se usan mecanismos estabilizadores que proporcionan salud y bienestar; otras no pueden enfrentar las crisis por sí solas, a veces pierden el control, no tienen suficiente fuerza y manifiestan desajustes y desequilibrios que condicionan cambios en el proceso Salud-Enfermedad y en el funcionamiento familiar.

La Salud Familiar puede considerarse entonces como la salud del conjunto de los miembros de la familia, en términos de su funcionamiento en áreas, sociales, académicas, laborales y culturales, en la manera como los integrantes del grupo interactúan y se comunican, en la capacidad de enfrentar los cambios externos e internos y en el cumplimiento de las funciones para el desarrollo de sus integrantes propiciando el crecimiento y desarrollo individual según las exigencias de cada etapa de la vida.

De esta manera la familia ha ido ocupando un lugar importante en el interés investigativo de los grupos médicos, en particular en lo relacionado con el vínculo que se establece entre la Salud Familiar y el proceso Salud-Enfermedad.

La intervención psicológica familiar ayuda a las familias y a sus miembros a prepararse para enfrentar cambios, contribuyendo a desarrollar recursos psicológicos ante situaciones conflictivas que se presentan en las diferentes etapas, desarrollando así su capacidad para promover Salud Familiar.

Lo antes expuesto nos hace reflexionar sobre la importancia de identificar los problemas de la salud familiar con el propósito de diseñar estrategias de intervención dirigidas a promover un mejoramiento en este importante aspecto.

El rol que desempeña la familia en la determinación de la salud constituye un tema que amerita mayor atención en el marco de un sistema de salud en donde el individuo con toda su integralidad (No solo en su aspecto Biológico), merece ser tratado.